El invierno 1999 fue muy frío en Mendoza, con niveles variables de humedad. La primavera llegó con temperaturas ligeramente inferiores a las habituales y algunas precipitaciones aisladas. Estas condiciones tuvieron un leve impacto sobre algunos varietales de determinadas zonas; en nuestro viñedo Angélica, por ejemplo, se obtuvo un Malbec con mayor cantidad de racimos aislados y bayas más pequeñas, lo cual, en términos generales, se tradujo en mayor calidad y concentración de las uvas.

En el verano, hacia fines de enero del 2000, las temperaturas fueron más bajas de lo habitual, con algunas tormentas aisladas, lo cual retardó el proceso de maduración, atrasando un poco la cosecha. El resto del verano, seco y soleado, permitió una maduración gradual y completa de los racimos. A principios de marzo, hubieron algunas precipitaciones aisladas. Sin embargo, las modernas técnicas de manejo de canopia utilizadas en Catena, como técnicas de raleo y deshoje, facilitaron una excelente aireación , manteniendo a los racimos secos y sanos.

Un otoño seco y con temperaturas moderadas, permitió que las uvas completasen naturalmente su ciclo y alcanzasen una perfecta madurez. Los viñedos de Catena se monitorearon rigurosamente, degustando regularmente las bayas, hasta obtener una madurez completa en cada uno de los componentes: taninos dulces y suaves y un óptimo desarrollo de aromas y materia colorante.

En síntesis, la cosecha 2000 proporcionó frutos de gran concentración y balance. Las uvas maduraron en forma lenta y gradual, y las excelentes condiciones climáticas durante el período de la cosecha, permitieron que las uvas alcanzacen un óptimo nivel de madurez. Catena Zapata tiene el orgullo de iniciar este nuevo milenio con una cosecha que seguramente será memorable.